sábado, 10 de noviembre de 2012

Alkahest, o Vitriol : Vicente Alcoseri

El analizar el aspecto del Baphomet Templario, nos proporciona una 
visión global del Arte Real que fuera practicado por algunos Círculos 
Herméticos de la Orden del Temple, conocimiento oculto que fuera 
posteriormente trasmitido, de boca a oído, a los picapedreros y 
constructores libres del medioevo.En apretada síntesis puede decirse 

que los objetivos de la Gran Obra, Magnum Opus, consistían en:Enseñar
la necesidad de observar la propia constitución personal e individual
o Piedra Bruta, sin elaborar. Asumir la existencia de defectos o
anfractuosidades de la personalidad, y al mismo tiempo, la necesidad
de anhelar la Luz o creciente perfección de sí mismo. Proporcionar los
medios, instrumentos o herramientas necesarios para devastar la Piedra
Bruta, y entregar una Sabiduría una técnica para asegurar el constante
perfeccionamiento del ser humano. Este plan de trabajo coincide con lo
expresado por Oswald Wirth, que al citar una frase atribuida al
alquimista del siglo XV, Basilio Valentín, expuso: "Visita Interiora
Terra Rectificando Invenies Ocultum Lapidem", es decir, Visita tu
tierra o cuerpo interior, y rectificándolo, encontrarás la Piedra
Oculta, o Piedra Filosofal.Este trabajo de superior orfebrería debe
efectuarse con el auxilio de una energía de superior índole o Vitriol,
denominación que surge al unir las primeras letras de cada palabra de
la frase latina, ya citada.DesarrolloLos Templarios, caballeros de la
tradición alquímica, esculpieran las principales etapas del desarrollo
de la Gran Obra, en un símbolo que denominaron Baphomet, cuya
apariencia externa reviste la forma de un triangulo isósceles, con el
vértice hacia abajo, que representa al cuerpo del hombre y la
mujer.Ese triángulo isósceles con el vértice hacia abajo, es el
símbolo del Agua y del ser humano.Los templarios sabían que el profano
o la profana,, se asemejaban a duros peñascos sin esculpir,
refractarios a todo desarrollo y contacto con la Luz. Esos seres
compactos, debían ser sometidos al Fuego Mercurial liberador y licuar
esas duras y metálicas cubiertas de costras duras como pedernal, para
tornarse en un Agua de Fuego, susceptible de desarrollarse
alquímicamente.El Baphomet constituye el compendio o apretada síntesis
del proceso de la Gran Obra, que importa un largo trabajo de carácter
interno, que el hombre o mujer deben realizar por sí mismos en su
fuero interno, para despertar su fuego o esencia dormida, que es la
energía pura, que duerme dentro del cuerpo, y que ha de esculpir y
burilar la materia para transformar al Hombre Viejo en un Hombre
nuevo. El ser humano, entregado sólo a su propia capacidad, no puede
impulsar, ni realizar esta Obra de redención.En ese proceso interno
está inscrito secuencialmente, etapa tras etapa, en el Baphomet. Con
todo, para poner en movimiento este proceso, se requiere de la
influencia, tonalidad, vibración y ritmo del Mercurio Divinizador,
Alkahest, o Vitriol.La práctica constante del Adepto, consiste en la
diaria ejecución de un proceso denominado Solve et Coagula, que
algunos tratadistas clásicos del Arte Real, como Bernardo el
Trevisano, han encubierto con el término Verbum Dimisum, Palabra
Perdida o Palabra Abandonada, para ocultarlo a los profanos, pues,
mediante él, el cuerpo, materia o vaso es inducido a una permanente
fermentación para disolver, trasmutar y espiritualizar lo más
oscurecido y ennegrecido de su naturaleza inferior, a fin de extraer
la esencia de su naturaleza o elaboración de su Mercurio Divinizado,
Mercurio Interior, o Fuego Secreto de los Sabios, fundamento de todos
los logros alquímicos.Este símbolo, labrado en madera o burilado en
plata, constituía una especie de regla nemotécnica, que aludía a todos
los segmentos fundamentales de la Gran Obra Alquímica.Cada caballero
templario que estudiaba el contenido del Baphomet, guardaba dentro de
sí el secreto de su interpretación, proceso que debía desarrollar
internamente, mediante rigurosas y estrictas prácticas, hasta alcanzar
la gradación de un miembro de los Círculos Herméticos de la Orden.El
símbolo del Baphomet era analizado en determinadas reuniones
templarias, y se le respetaba como el resumen del quehacer alquímico,
más no se le adoraba, como afirmaban los ignaros. Era un emblema
directamente relacionado con el desarrollo interno del hombre. Formaba
parte del ritual, para aludir que esa simbología era operante en la
medida que su significado se desarrollara las facultades latentes
dentro del hombre.El sentido y alcance del término Baphomet, alude a
un "Bautizo de Fuego", debido a que para que el Arte Real se
consumara, se precisaba despertar un fuego que yace dormido en el
interior del vaso, y para que este alumbramiento tuviera lugar, se
requería saber requerirlo, y que la materia tuviera la disposición de
atraer la energía, radiancia e imantación de un Fuego Mayor, Alkahest
o Vitriol que avive ese pequeño fuego interno e inactivo en la materia
de la Piedra.Asimismo, Baphomet, significa, Bautismo de la Sabiduría,
Abridor de la Puerta, Padre del Entendimiento.Cuando se estudia la
Alquimia Tradicional de Alto Grado, actuando sobre el Macrocosmos, y
específicamente en el proceso de Creación, siempre actuante, se puede
afirmar que la hipotenusa del triángulo isósceles externo, está en
contacto con lo Superior, con el Origen, u Oriente, desde allí recibe
la energía del Alkahest o Vitriol, la cual desciende por los catetos
en forma de dos corrientes o energías: Una, la solar, o fuerza, que al
descender se tiñe con los estados limitantes del mundo inferior,
estructurando la argamasa del cuerpo.Desde este mismo punto de vista
Macroscópico y observando el triángulo isósceles externo, la otra
energía, la Lunar, mercurial, o Belleza, a medida que desciende por su
respectivo cateto, es ahogada por la dureza de la argamasa inferior,
materia o tierra no trabajada del hombre, pero no por ello pierde su
potencia virtual, mientras queda adormida entre las capas metálicas
que envuelven al ser humano.Para abordar el estudio del Baphomet, es
de conveniencia considerar, en primer término, al triángulo isósceles,
con el vértice hacia abajo, que simboliza a la materia de nuestro
cuerpo, y la base principal en la cual descansa todo el desarrollo de
la Gran Obra, pues allí en nuestra materia o cuerpo se anida la
materia prima que hay que elaborar, procesar y espiritualizar o
Mercurizar.Ahora, al considerar la acción Microcósmica de la Alquimia
Tradicional de Alto Grado, que concierne al desarrollo y
enaltecimiento alquímico del hombre y de la mujer, deberá considerarse
el pequeño triángulo isósceles, con el vértice hacia arriba, porque,
en este caso, se ha de estudiar el curso ascendente de las mismas
energías. (Que tenían un curso descendente en la expresión
Macrocósmica de este mismo Arte Real).En la especie, ambas energías la
Lunar y la Solar, a raíz de la Gran Caída, o Gran Ignición, ya se
encuentran asentadas en el ser humano, o Hipotenusa de este triángulo
más pequeño, entremezcladas de una manera desordenada y enmarañadas,
en su descenso, por la contaminación de abajados planos, los
componentes lunares y solares mediante el proceso alquímico, deberán
ascender para retornar a su Origen.En esta etapa ascendente del
proceso, estas dos energías: Luna y Sol son extraídas de distintos
lugares de la Piedra: El sol desde las placas metálicas y minerales;
la Luna desde el Mercurio Coagulado, porque la Luna es el Mercurio
Coagulado Ambas energías o fuerzas, Lunar y Solar, están
desordenadamente difundidas en la materia de la Piedra, o cuerpo
humano no trabajado, aún no sometido al proceso Alquímico. El Sol
simboliza a la parte masculina, a la sustancia azufrosa y corrosiva,
materia o cuerpo no trabajado en el hombre y la mujer, que
posteriormente deberá ser irradiado por el Alkahest o Mercurio
Divinizador, para ser derretido, volatilizado o evaporado, separado de
su hábitat inferior, y ascendido por el cateto respectivo, y ser mejor
irradiado por el Mercurio Superior, que se encuentra por encima del
vértice de ese triángulo isósceles pequeño, que hace las veces de
nariz de la figura.También, debido a la influencia del Alkahest surge
desde la base o hipotenusa del pequeño triángulo o nariz, la otra
corriente o energía Lunar o mercurial, de origen corporal, que es
ahogada por la dureza de la argamasa inferior o materia no laborada de
la piedra, es envuelta enquistada y adormida, pero no pierde su
potencia y actividad virtual.Finalmente, en la figura, en su parte
inferior, aparece una boca en forma de H mayúscula. La línea
horizontal alude a la tierra o materia de la piedra, y las dos líneas
verticales representan a los dos Mercurios, el Mercurio Exterior,
Divinizador, Alkahest, o Disolvente Universal.Los Ojos del BaphometSus
ojos están diseñados como una Luna y Un Sol.Desde el punto de la
Alquimia Tradicional de Alto Grado, siempre que se considere la acción
del arte Real enfocada hacia el ser humano o Microcosmos, el Sol y la
Luna se refieren, a dos energías que se estructuran y desarrollan
dentro del cuerpo del hombre y de la mujer, con el auxilio de la
influencia o radiación del Alkahest o Mercurio exterior.Luna y Sol
constituyen dos polos antagónicos y, sin embargo, complementarios. Una
vez que son tratados, son ascendidos por los catetos del triángulo
pequeño, para unificarse en el vértice, y dar forma a un solo
compuesto, nacido de la Luna y el Sol: El Mercurio Divinizado o
Mercurio interior del hombre y de la mujer.Todo lo que entendemos por
Sol, o materia en estado de no elaborado corresponde a nuestro mundo
obscurecido, convulsionado y limitador, integrado por un azufre
altamente corrosivo y sujeto a sufrir devastadoras tempestades que
arrasan con toda buena siembra.Nuestra tierra no trabajada presenta
las características de una Luna y de un Sol no desarrollados. En
efecto, presenta las características de una materia, a la vez, húmeda
y seca, en la que prospera todo tipo de acciones artificiales y
artificiosas; representa un medio de conflictos y autodestrucción. Esa
es la materia que debe ser trabajada por el alquimista.La unificación
de la Luna y el Sol es posible cuado la materia de la Piedra ha sido
laborada y despojada de toda impureza y superficialidad, ocasión en
que hombre y mujer alcanzar una alta virtud, que les sitúa por encima
de todas las cosas abajadas de este mundo.El SolSimboliza al aspecto
masculino de la tierra, vaso o cuerpo.El Sol, de origen corporal y no
desarrollado, es una sustancia azufrosa, pestilente y obscura, cuyo
contenido está diseminado en todo el organismo humano. El Arte
alquímico, Arte Real o Gran Obra, elabora a esta materia basta, torpe
y dañina, transformándola, primero, en una sustancia de aspecto
frágil, cuya presencia anuncia la primera elaboración de la Obra: Un
azufre común y corrosivo, que ha de evolucionar desde un sol no
desarrollado o materia infecta, a un Mercurio Divinizado.El Azufre
corrosivo surge de las durezas o capas metálicas que cubren la esencia
mercurial del ser humano.Estas costras metálicas de formidable dureza,
representan el aspecto más abajado, sin embargo, cobijan, aprisionada,
a la sustancia mercurial o Mercurio Coagulado (Además de la Chispa
Divina, Alma o Mónada Pitagórica.)Este azufre corrosivo o Sol no
desarrollado impone un impulso descontrolado, que se percibe como una
fuerza obscurecedora que arrastra a constantes conflictos y
depresiones internas. Con su presencia no elaborada, nuestra Piedra es
agobiado por el peso insondable de incontables aspectos y cualidades
inferiores. Quien sufre esta situación, carece de la distancia y
perspectiva necesarias para advertir la gran sequedad que le abruma y
consume, por falta del riego de un permanente caudal mercurial o
espiritual, carencia que mantiene una aridez enfermiza fuente de
acciones negativas y torvas, las más e las veces disfrazadas con el
barniz de lo agradable, para sumir al cuerpo en permanente estado de
frustración, e impulsarlo a un autoaniquilamiento inconscientemente
resuelto. El hombre o mujer sumidos en la obscuridad se aferran, para
sobrevivir, a lo único que conocen, a todo lo que es visible y
toscamente material, porque en su estado de caos aquello es lo único
que perciben y disciernen y, por contentarse con esa energía
artificial e incompleta, que internamente no les brinda una base de
sustentación espiritual que les oriente y dirija hacia un estado
superior. Ese estado de falencia se evidencia con mil modalidades
diversas, nutridas y fomentadas en las cáscaras metálicas, productos
que siempre terminan por teñir con obscuridad y desolación a todos los
actos humanos. Así, se configura y se hacen presente negativas
modalidades que desfiguran nuestro vivir, tales como:El Miedo: El
miedo paraliza a la materia y le impone un estado de intensa
inseguridad. Nubla y entorpece el razonamiento. Debilita todo esfuerzo
positivo, y sume a los seres en un malestar aparente pero vivo, les
hace vivir pesares dolorosos que no tienen una base real, sino que son
proyecciones centuplicadas por falsos temores. El miedo produce en
nosotros un vacío negativo que carece de un centro superior de
sustentación mercurial, que contrarreste y cambie el curso de esas
crecientes debilidades que nos abruman y aplastan.El estado de miedo
se gesta por factores externos e internos, o ambos a la vez. Del medio
ambiente que rodea al asustadizo, emerge una fuerza obscura
caracterizada por ser la mensajera de figuras emocionales y mentales
que, para el miedoso, representan situaciones de alta peligrosidad,
catastróficas. Tal fuerza entenebrecida toca las finas fibras del
cuerpo emocional o mental de la víctima, y ejercita su capacidad de
desencadenar caóticas situaciones que distinguimos por su efecto,
denominado miedo.Asimismo de un medio solar no desarrollado, surge el
envanecimiento, orgullo que puede fundarse en una alta solvencia
material, en una destacada belleza, o una inteligencia sobresaliente.
Tales condiciones proporcionan un falso estado de seguridad y son la
yesca y pedernal que insubordinan, desorientan, y enredan a nuestros
sentidos comunes, para llevarnos a situaciones inarmónicas que nos
hacen experimentar un marcado avance del natural deterioro, e induce a
la materia a un final lamentable. Esa vanidad envuelve con astucia y
artificio a los sentidos inferiores, e impone el menosprecio a todo
aquél que esté bajo nuestro estatus.De la masa tumefacta y hedionda
surge, de igual modo, la Angustia, que consume gran parte de la
vitalidad y energía de la materia, y la induce a una perturbación
constante. De hecho, tratándose de las energías solares, no sabemos
utilizarlas de una manera correcta, eficaz y positiva que nos permita
devastar y corregir con ellas a nuestra Piedra Bruta.La visión,
perspectiva y sazón que nos proporciona el quehacer alquímico, nos
hace evidenciar que la materia precisa de un prolongado y arduo
proceso de madurez. Trabajo oculto y silencioso que cada persona debe
realizar en sí misma, para lograr una transformación prolongada en el
tiempo. El hombre o mujer que sólo es sostenido precariamente por una
débil energía inferior, no percibe el daño que produce en el propio
cuerpo, la circulación de un impulso artificial y desconectado del
Alkahest.La LunaEs el otro componente de la tierra no
trabajada.Siempre ha estado conectada con la Fuente Superior o
Alkahest.Corresponde al aspecto femenino de la materia.Surge a partir
del cristalizado Mercurio coagulado.La Luna de formación corporal,
representa a la energía mercurial, y específicamente al Mercurio
Coagulado, venido desde el Oriente u Origen, y empotrado y adormecido
en la materia ennegrecida y corrosiva de la Piedra. El mercurio
Coagulado o aspecto lunar, es esencia desprendida de la fuente
original que, durante la Gran Caída, se cubrió y empastó con la
suciedad de los planos abajados y, por ende, se trastrocó,
externamente, en una masa metálica y mineral.Esta corriente-fuerza,
por estar inmersa y aprisionada en la basta masa de nuestro cuerpo, no
se manifiesta abiertamente, y su presencia será más manifiesta y
acabada, en la medida que el Alkahest actúe decididamente en las
placas metálicas, para disolverlas y liberar al Mercurio Coagulado, y
potenciar su natural desarrollo. Esto no ocurrirá en tanto el Mercurio
Coagulado o semilla más pura o Mercurio adormido, sea liberado de las
placas metálicas y minerales que le oprimen.Asimismo, la manifestación
esplendente del Mercurio Coagulado, su transformación en Mercurio
Divinizado, dependerá de la correcta secuencia de las etapas
alquímicas por las cuales, lo corrosivo y limitador, será pulido, y de
nefasto se transforme en el magnífico cincel y buril que despierta al
Hombre Nuevo.El Mercurio Coagulado o aspecto lunar tiene la apariencia
de un Agua, y se la denomina "Agua Estrellada" por su elevada
radiancia mercurial.El Mercurio Coagulado no puede ser extraído desde
la tierra, en forma de Agua Mercurial, sin que antes, en la tierra se
haya producido una descomposición y putrefacción de las capas
minerales.El gran desafío de los Sabios consiste en hacer viva la
propia Piedra, para transformarla en Piedra Filosofal, trocarla en el
estado que tenía en el Origen u Oriente.La estructura del ser humano
cuenta con los dispositivos para nutrirse de la Energía Superior, tan
solo le resta frenar su mecanismo artificial y afinarlo para permitir
que el Alkahest se trasfunda y nutra su forma y contenido, mediante la
diaria práctica del proceso del Solve et Coagula.Mientras no se
produzcan los primeros efectos evidentes y notorios del despertar del
Mercurio Coagulado, el aprendiz de alquimia no tendrá una clara noción
de la obscuridad que de continuo le envuelve, pues en tanto se
permanezca en lo tenebroso se desconoce dónde està el punto, camino o
enlace que da comienzo a la verdadera Luz, pues hombre y mujer se
gozan forjando aceradas cadenas que atenazan el alcance y
entendimiento de su mente y de su corazón.Si el discípulo comienza a
presentir y sentir la aspereza y ardor, la extrema sequedad y dureza
de todos sus estados contradictorios que pululan y alientan en su
pecho, es señal cierta que se está conectando con sus sentidos
internos, que equivalen a puertas o entradas que detectan el fluir del
Mercurio, y evidencian que ese Mercurio o Disolvente Universal existe,
pero no es percibido en los ámbitos de la vida inferior, porque no
tenemos la fuerza suficiente para hacerlo permanecer actuante, por
estar ocupados en una permanente oscilación entre el bien y el mal.
Todo aquél que se empeñe en despertar y hacer activa su esencia
mercurial, que permanece en sueños, adquirirá una gran voluntad y
penetrante lucidez para desprenderse de toda aquella dureza mineral y
metálica que, con su tendencia perversa, le domina.El alquimista
comprende que debe disolver las cáscaras pétreas que le envuelven y
atenazan, para que su tinte mercurial se exprese. El estudioso aprende
a "colocarse" detrás de su armazón o armadura metálica, y se centra
allí donde está su semilla o Mercurio Coagulado, para reproducir y
multiplicar esa esencia pura y mercurial. Amalgama de la Luna y el
Sol, y nacimiento del Mercurio Divinizado, o Fuego Secreto de los
Sabios.Antes que se fusione la Luna con el Sol, el vaso o cuerpo del
experimentador ha debido someterse a innumerables cambios, inducidos
por la práctica del Solve et Coagula, acción repetida que,
morosamente, funde a las acciones y situaciones que oprimen con
presión permanente a la materia de la piedra. La radiación del
Alkahest moldea la dura arcilla de la materia, y hace viva la pureza
de la misma, fortaleciendo su débil andamiaje, a prueba de fuego, y la
prepara para esa fusión.La radiación del Alkahest sobre la Luna y el
Sol, los lleva a unir sus cualidades mediante una magnética
conjunción, enlazamiento en perfecta e indisoluble unidad, a raíz de
la cual se forma una sola sustancia mercurial, denominada Mercurio
Divinizado.La unión de la Luna y el Sol, cuya acción se circunscribe,
cada vez a una partícula de la materia no trabajada, lo cual se lleva
a cabo, con efecto acumulativo, en cada práctica del Solve et Coagula.
La adición de estas amalgamas produce una radiancia que vivifica a los
compuestos mercuriales inanimados en la materia basta, produciendo un
estado de putrefacción, que descompone todo lo artificial.Una vez
unidos Luna y Sol, durante la realización de cada Solve et Coagula, la
Lluvia Áurica desciende y tiñe mercurialmente a la partícula
previamente ascendida, tarea que al multiplicarse, mercuriza al vaso y
eleva al hombre y mujer a estados diferentes y superiores.El quehacer
de la Gran Obra, o Solve et Coagula, acrecienta las cualidades de lo
lunar o mercurial, y amengua lo corrosivo del sol, para transformar a
ambos componentes en Mercurio Divinizado, o Fuego Secreto de los
Sabios.Si lo obscuro y denso de la materia no es mortificado, podrido
y fermentado, licuado y volatizado y nuevamente concretado en un
estado más puro, en síntesis una alternancia del "Solve et Coagula",
que le prive de sus bellas y falsas formas, el vaso o materia de la
Piedra, se prostituye el trabajo alquímico, que queda reducido a un
trabajo de humo.Una vez que el aprendiz de Arte Real, Opus Magnum, o
Alquimia, sea capaz de advertir lo obscurecido de algunos de sus
sentimientos, pensamientos y actos, y la potencia que esa condición
posee para corroer todo su actuar e incluso dañar su propia salud,
deberá tomar esa advertencia como señal para desasirse de lo
gratamente engañoso.El pequeño triangulo isósceles o nariz de la
figuraEsta figura geométrica delinea el trabajo diseñado en los
párrafos anteriores, vale decir, la lenta unión de la Luna y el
Sol.Este pequeño triángulo, en la especie, con el vértice hacia
arriba, es el símbolo del Fuego Interno o Divinizado, confeccionado
intracorporalmente.Su hipotenusa representa el inicio del proceso de
la Gran Obra. Esa hipotenusa es la materia, la tierra, que impulsada
por la radiación del Alkahest, se prepara para ver surgir las etapas
de trabajo que han de modelar su semilla adormida o mercurio
Coagulado, y emerger, a la vez, de las placas metálicas y minerales,
el azufre corrosivo, antepasado no muy lejano del Mercurio
Divinizado.Con la operación que se detalla, la tierra adormecida verá
activarse la magnificencia de su oro interno, y con la unión posterior
de la Luna con el Sol, será vencido el dominio de la obscuridad en
nosotros.El aspecto lunar o mercurial extraído del Mercurio Coagulado
sito en la Piedra, como ya dijimos, tiene la propiedad de hacerse,
indistintamente, fijo o material, cuando está adherido a la materia o
cuerpo, y es volátil, cuando se ha disuelto y evaporado para ascender
al Alkahest, para ser mercurizado, y después fijarse a la tierra para
elevarla y sutilizarla. La letra H mayúscula o boca del BaphometEsta
figura, observada desde el accionar Macrocósmico de la Alquimia
Tradicional de Alto Grado, alude a los dos Mercurios, Divinizador y
Divinizado que actuando en el cosmos, sustentan a la Vida en
evolución, siempre activa en la inmensidad del universo.En la
perspectiva que nos ocupa, la acción de la Alquimia Tradicional de
Alto Grado, enfocada hacia el ser humano, la letra H alude también a
los dos Mercurios, pero ésta vez actuando en el circuito de la materia
de la Piedra o cuerpo humano.Una de las líneas verticales de la letra
H, es el Mercurio Divinizador, Alkahest o Vitriol, que desciende con
progresiva degradación a los planos inferiores para tocar a cada
manifestación de vida, con una intensidad y pureza que dependerá del
nivel alcanzado por las formas de vida en manifestación y desarrollo.
La restante línea vertical de la Letra H mayúscula, representa al
Mercurio Divinizado, surgido de nuestro Mercurio Coagulado y de
nuestras costras metálicas y minerales, para dispararse en formidable
parábola, que toca al Alkahest, se mercuriza, y retorna descendiendo a
la materia del cuerpo, para redimirla de su oscuridad.Finalmente, el
trazo horizontal de la letra H mayúscula, señala a la tierra sedienta
y resquebrajada que nos indica que el desarrollo evolutivo de cada
forma de vida, depende de su aptitud de recepción y absorción del
Fuego Superior finalmente, algún día entre los días le acogerá en su
seno. Con todo este quehacer propio de la Gran Obra, en la profundidad
de esa línea horizontal despertará nuestra esencia o Mercurio
coagulado inactivo, dando lugar al Mercurio divinizado, con cuya
participación iniciamos el largo proceso de mejoramiento. El Mercurio
Divinizado formado intracorporalmente equivale a un pequeño imán, que
tiene la virtud de atraer la Luz Iniciática, Mercurio Divinizador o
Alkahest.El pequeño círculo situado sobre la línea horizontal, que
representa a lo Infinito, nos precisa que en la materia también se
anida la Espiritualidad más alta.ConclusiónEn el Universo nada
permanece estático. Todo retorna, tarde o temprano, al lugar de su
origen.Una vez que lo fijo, material o inferior, se mercurice del
todo, formará una sola Unidad con el Mercurio o Flama Superior,
superando la impureza abajada en que ha estado prisionera la materia
durante eones.


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Vicente Alcoseri


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